Autor: Dr. Nenad Končar, Ing.
Fecha: 22 de mayo de 2025
El masivo apagón que paralizó España y Portugal el 28 de abril fue una de las mayores interrupciones energéticas en la historia reciente de Europa. Millones de ciudadanos se quedaron sin electricidad, el transporte colapsó y los sistemas de comunicación y financieros fallaron temporalmente. Aunque el suministro se restableció en 24 horas, las consecuencias de ese día resonarán durante mucho tiempo en las instituciones energéticas europeas.
¿Qué sabemos sobre la causa?
La causa exacta aún no ha sido confirmada, aunque los operadores Red Eléctrica (España) y REN (Portugal) identificaron “dos eventos de desconexión significativos”, probablemente relacionados con plantas solares en el suroeste de España. Estas oscilaciones provocaron una alteración en la frecuencia de la red que desencadenó apagones automáticos en toda la península ibérica y partes de Francia y Andorra.
Se mencionaron condiciones meteorológicas extremas, sobrecarga de la red debido a renovables, e incluso inicialmente se sospechó un ciberataque – posibilidad ya descartada oficialmente.
Recuperación del sistema – prueba de resiliencia
Tras el apagón, se activaron planes de emergencia. Para las 6:30 del día siguiente, se había restaurado más del 99 % de la demanda eléctrica en España. Sin embargo, la complejidad técnica del reinicio – especialmente con alta penetración de renovables – reveló desafíos comunes a toda Europa.
Renovables – ¿culpables o víctimas?
Pese a los rumores, los expertos coinciden: las renovables no fueron la causa, pero sí mostraron vulnerabilidades y oportunidades. Muchas viviendas con paneles fotovoltaicos contribuyeron a la estabilidad local. Aun así, durante el fallo del sistema, se perdieron 15 GW solares – evidencia clara de la necesidad de mejor almacenamiento, balanceo y flexibilidad.
Lección para la UE – y para Croacia
Esta crisis demuestra que incluso redes europeas interconectadas no están a salvo de fallos en cascada. ¿Contamos con suficiente "inercia", flexibilidad y reservas estratégicas?
Croacia, con más energía solar y descentralización, no puede quedarse inactiva. Tecnologías como el almacenamiento en baterías (p. ej. sistemas en contenedores con baterías reutilizadas de Adriadiesel), regulación activa y redes inteligentes no son opcionales – son imprescindibles.
Conclusión:
El apagón en España y Portugal no fue solo un fallo técnico – fue una advertencia global. En la era del cambio climático y tensiones geopolíticas, la resiliencia energética es ya un nuevo pilar de seguridad.
Ignorar esta experiencia sería irresponsable. Europa debe modernizar sus redes, invertir en flexibilidad y desarrollar soluciones que eviten que un “colapso misterioso” se convierta en caos duradero.
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